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El talento del baloncesto que salía de Pittsburgh no tenía el mismo poder de permanencia.
Después del cierre de las acerías, la población de la ciudad disminuyó y, a mediados de la década de 1980, el flujo de solicitantes universitarios se había reducido ligeramente. Como ha sucedido desde los días de Cumberland Posey, hay menos lugares para que jueguen los niños de la ciudad, pero también hay menos lugares para que los jugadores de los suburbios se pongan a prueba.
Y ahí radica la tentación para los Steelers.
Dambro, quien fue el primer entrenador de LeBron James en la escuela secundaria, dijo que en Ohio State, los buenos atletas jugarán baloncesto primero y fútbol después. En el oeste de Pensilvania, a menudo se trata del fútbol primero y segundo. Su equipo cuenta con tres jugadores del área de Pittsburgh, uno de los cuales está becado. La Universidad de Pittsburgh también tiene dos asistentes locales.
El martes por la tarde, Jaydan Brown, de 17 años, estaba en el Centro Recreativo Comunitario de Ammon, sede del programa de baloncesto Ozanam de 56 años del Distrito Hill. Arriba, estudiantes universitarios con corbata y chaqueta deportiva enseñaban matemáticas a estudiantes de escuela primaria y ayudaban a construir modelos de helicópteros. Se sirvió comida y se hicieron botar pelotas en la cancha de baloncesto.
Darrell Porter actualmente ejecuta el programa.
Porter es una figura imponente con una presencia accesible que saluda a todos por su nombre. Calipari, entonces un joven asistente, lo descubrió en Pitt y se estaba preparando para jugar un juego cuando completó uno de los momentos más destacados del baloncesto universitario, una volcada que arrancó el tablero en Jerome Lane en 1988. Falló.
Porter, quien luego entrenó en Duquesne, señaló una pancarta que colgaba sobre la cancha y les contó a los jóvenes una historia de ambición y precaución. Entre ellos se incluyen las leyendas locales Maurice Lucas, Sam Clancy, DeJuan Blair, Kenny Durrett, Clay y él mismo.
Hay un poco más de espacio, les dice.
«Aquí se descuida el baloncesto», dijo Brown, estudiante de último año de la Escuela Secundaria Central Catholic, pero cree que eso no le impedirá agregar otro capítulo a la historia del baloncesto de la ciudad.
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