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La coparentalidad durante las vacaciones es un viaje profundo que entrelaza experiencias pasadas y nuevos comienzos, todo con el objetivo de sumergir a tus hijos en el espíritu festivo.
Esto es más que un simple consejo profesional. Es una experiencia vivida como copadre. Es más que sólo logística. Es una expresión de comunicación silenciosa y de compartir entre padres (su hijo es observador y ve todo), y le permite sentir un amor eterno que durará más que cualquier separación.
Mientras las luces navideñas parpadean y la alegría se esparce en el aire, es un recordatorio de que a pesar de las complejidades de la crianza compartida, la verdadera magia reside en los momentos que compartes con tus hijos. A menudo se hace hincapié en mantener un horario estricto, independientemente de lo que sea mejor para el niño. La flexibilidad es la piedra angular del camino de la paternidad compartida y los cambios inesperados son parte del proceso. Se necesitan esfuerzos para ayudar a los niños a experimentar la alegría de las reuniones familiares en diferentes hogares. Se trata de priorizar la felicidad de su hijo sobre las diferencias personales y comprender que su alegría es lo que realmente define una temporada navideña exitosa.
Es importante recordar que nuestro papel como padres se extiende más allá del hogar individual hacia la red familiar más amplia. Independientemente de los desacuerdos o circunstancias, la felicidad y el bienestar de su hijo es responsabilidad compartida de ambos padres. La crianza compartida puede no ser fácil durante todo el año, pero especialmente durante las vacaciones, pero es una oportunidad para mostrar amor y dedicación inquebrantables. Esta es su oportunidad de mostrar solidaridad, compasión y apoyo continuo a su hijo. Mostrar a los niños que el amor no se limita a una familia o grupo de padres, sino que se extiende a la familia y la comunidad más amplia que los rodea. El amor y la familia no se definen por un solo hogar. Lo entiendo.
En este viaje de paternidad compartida, está bien no ser perfecto. Todos cometemos errores y la paternidad compartida no es diferente. Hacer las paces es más que simplemente pedir perdón. Implica cambiar nuestro comportamiento, corregir nuestros errores y cultivar el perdón. Se trata de sanar viejas heridas, reconstruir la confianza y seguir adelante. Esto demostrará a los niños que incluso en tiempos difíciles es posible superar desacuerdos y conflictos y mantener relaciones positivas con los demás. Este proceso es una parte importante del crecimiento y desarrollo personal. Requiere reconocer tus defectos, asumir la responsabilidad de tus acciones y hacer un esfuerzo consciente para hacerlo mejor, al mismo tiempo que abrazas el poder del perdón y avanzas. Al hacerlo, enseñamos a nuestros hijos que cometer errores es parte de la vida. Lo importante es aprender de ellos, perdonarse a uno mismo y a los demás y esforzarse por mejorar. Esta es una lección valiosa que llevan a lo largo de sus vidas y en sus propias relaciones.
Entonces, mientras navega por las complejidades de la paternidad compartida durante las vacaciones y más allá, recuerde ser amable con usted mismo y con los demás. Recuerda que está bien cometer errores siempre que aprendas de ellos y te disculpes por ellos. Y recuerde que nuestro objetivo final es crear un entorno amoroso y de apoyo en el que los niños puedan crecer y prosperar.
Jessica es una consejera certificada que practica asesoramiento sobre bienestar mental. Ella está aceptando nuevos clientes. Para programar una sesión u obtener más información, visite www.mentalwellnesscounseling.com o llame al 231-714-0282.